Monday, 13 November 2023 20:10

Contextualizando el récord de medallas de México en los Juegos Panamericanos 2023 desde el poder y la estructura internacional

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México desfila en histórica inauguración de Juegos Panamericanos Santiago 2023 México desfila en histórica inauguración de Juegos Panamericanos Santiago 2023 RTV Radiotelevisión de Veracruz

Es posible afirmar con rotundidad que, quitando algunos casos muy puntuales, el deporte no supone ni una nota al pie en los estudios de Relaciones Internacionales, quedando como coto casi privado en ciencias sociales de la Economía y Sociología. Sin embargo, en un mundo cada vez más interconectado y donde las estrellas del deporte son figuras mundiales, los internacionalistas deben considerar al deporte con mayor claridad como un área fundamental y de creciente importancia. Así, en el mundo del deporte es posible trazar un paralelismo de cómo funciona la política exterior de los países en relación con su poder nacional. Si un país se vuelve más poderoso, generalmente intentará usar ese poder para ganar influencia en el escenario internacional. Si su poder disminuye, tendrá menos capacidad de acción y dependerá más de las decisiones de otros países.

A través de diversas investigaciones, este mismo principio se aplica a cómo los países manejan su participación y desempeño en eventos deportivos internacionales. Cuando un país aumenta su poder y prestigio a nivel global, el ranking en el medallero de las competencias deportivas será un objetivo político a considerar del mismo modo que se buscará organizar eventos deportivos de alcance global. Ambos caminos suponen una forma de mostrar su posición y relevancia obtenida en el mundo. Esto es posible observar en la historia del deporte desde la Alemania nazi con los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, hasta Qatar con la reciente Copa Mundial FIFA 2022, pasando por Brasil con el combo de Mundial FIFA y Juegos Olímpicos en 2014 y 2016. En definitiva, el deporte de élite forma parte de la política exterior de los países, en una de las ramas más populares de lo que hoy día se denomina diplomacia deportiva.

En este sentido, si bien no es posible obviar, desde lo micro, cómo los resultados finales en eventos deportivos quedan también en manos de variables puramente deportivas en el marco del desarrollo de talento (técnicas de entrenamiento, psicología, nutrición, medicina, etc.), este artículo sostiene que el input inicial corresponde a lo macro, esto es, a la retroalimentación existente entre el poder nacional y el diseño de los planes de medallas. Esta es precisamente la tesis que el estudio publicado en la prestigiosa revista Third World Quarterly defiende, tras analizar la correlación entre el World Power Index (o IPM, por sus siglas en español) y la cantidad de puntos obtenidos por cada país en los juegos panamericanos (3 por medalla de oro conseguida, 2 por la plata y 1 por el bronce). Este estudio demuestra que existe una correlación significativamente alta entre el IPM y los puntos obtenidos por los países en los Juegos Panamericanos, lo que significa que aquellos países que tienen un valor más alto en el IPM tienden a obtener una clasificación superior en los Juegos Panamericanos.

En los megaeventos deportivos regionales (como los Juegos Panamericanos) o globales (como los Juegos Olímpicos), los Estados tienen siempre como objetivo, a corto plazo, aumentar o al menos mantener el número de medallas con respecto a las ediciones anteriores. Pero, a mediano y largo plazo, el objetivo es mejorar de acuerdo con la posición internacional del país en cuestión. En esa planificación del medallero, desde los ministerios de deportes, Comités Olímpicos Nacionales y Federaciones Deportivas Nacionales, hasta los entrenadores y atletas, todos ellos comprenden el lugar actual de su país en la estructura internacional de poder, así como el recorrido histórico de su país en cuanto a su competitividad deportiva y, por lo tanto, las expectativas sistemáticas con las que deben de cumplir. Es decir, México y Brasil, las principales potencias regionales latinoamericanas, son conscientes de que históricamente Estados Unidos es inalcanzable en los Juegos Panamericanos. Pero fijan entre sus objetivos un número de medallas a conseguir que les permita luchar por el cuarto, tercero o, incluso, el segundo puesto del ranking, por arriba de Canadá que es una potencia mundial. Argentina, que fue en tiempos pasados una destacada potencia deportiva en el continente durante la Guerra Fría, se encuentra experimentando las repercusiones de una larga crisis política, económica y social que se ha prolongado por décadas. Esta crisis ha llevado al país a salir del top-5 de potencias deportivas (incluyendo a Cuba en esta categoría) y ha permitido que Colombia se involucre con regularidad en la competencia por el sexto lugar en el ranking deportivo continental.

 

Sin embargo, en el caso mexicano, hay matices importantes que realizar. Como podemos observar en el gráfico superior, si bien la tendencia muestra que hay un crecimiento del poder nacional de México según el IPM, así como del número de puntos obtenido por la delegación mexicana en los Juegos Panamericanos desde 1975, esta relación no es homogénea. ¿Cómo explicar esto? En primer lugar, es necesario considerar que tanto el poder nacional como el medallero son relacionales. Es decir, se definen en relación con el desempeño de los demás países y ninguno puede monopolizarlos en exclusiva. En segundo lugar, el orden internacional (unipolar, bipolar o multipolar) dictamina sentido político del medallero, lo cual será un impulso determinante para la diplomacia deportiva; es decir, la apuesta de los Estados por medallas como objetivo de política exterior. Finalmente, no todos los países tienen la misma capacidad extractiva, pudiendo rendir por encima o por debajo de sus expectativas de acuerdo con sus capacidades nacionales.

Esto se observa claramente durante la bipolaridad de la Guerra Fría, donde Estados Unidos, Canadá y Cuba concentraron el 76,03% del total de puntos de los Juegos Panamericanos en las 5 ediciones que abarcan desde 1975 hasta 1991, lo cual limitaba enormemente las posibilidades de medallas del resto de países, incluso de las potencias regionales México, Brasil y Argentina. En este mismo periodo, México buscó reforzar la imagen del país como líder regional. Pero a diferencia de Cuba que apostó por destacarse en el medallero olímpico, la élite política mexicana puso mayor énfasis en la celebración de eventos deportivos de renombre como los Juegos Olímpicos de 1968, la Copa Mundial FIFA de 1970 y 1986, así como diferentes campeonatos mundiales o carreras de F1. Este liderazgo regional fue reforzado, además, con apoyo financiero y la facilitación de instalaciones deportivas en territorio mexicano a aquellos países centroamericanos con dificultades económico-deportivas, posibilitándoles competir en los Juegos de 1968, mostrando México su solidaridad continental deportiva. Volviendo a los Panamericanos, en cuestión de rankings, México nunca quedó por debajo del top-6 en este periodo. Su categoría de potencia regional garantizaba al final un mínimo de desarrollo deportivo en relación con el resto de países del continente, lo cual siempre se reflejó en el ranking final del medallero.

[…] si bien México está gozando de un momento dulce en cuanto a rendimiento deportivo en el continente, no puede dormirse en los laureles considerando el recrudecimiento de la competitividad del deporte internacional…

Ya en la Posguerra Fría, sin esa bipolaridad deportiva, el porcentaje de Estados Unidos, Canadá y Cuba se ha reducido hasta poco más del 50% desde 1995 hasta 2023, lo cual “habilita” un mayor número de medallas por las que competir para el resto de los países. En esta nueva dinámica, Argentina y México han enfrentado desafíos similares, especialmente durante el siglo XXI. Argentina, por un lado, tiene el objetivo de recuperar su posición destacada en el medallero de los Panamericanos a través de la implementación de un ambicioso plan estratégico con una inversión ampliada que abarca hasta el año 2032. Por otro lado, México ha demostrado una habilidad excepcional para optimizar unos recursos limitados, ya que durante la presidencia de Peña Nieto el financiamiento al deporte disminuyó un 70%, situación que apenas se ha alterado durante el mandato de López Obrador, que ha continuado con políticas de austeridad en cuanto al deporte. Esto ha generado tensiones entre la Comisión Nacional de Deporte y Cultura Física (CONADE) y el Comité Olímpico Mexicano, que demanda un mayor apoyo institucional.

En este sentido, y para concluir, si bien México está gozando de un momento dulce en cuanto a rendimiento deportivo en el continente, no puede dormirse en los laureles considerando el recrudecimiento de la competitividad del deporte internacional en las últimas décadas, que requiere una inversión deportiva cada vez mayor sólo para mantener la producción de medallas. A fin de cuentas, el poder nacional y el medallero no son estáticos. Los estados ascienden, se estancan o decaen en la estructura internacional, lo cual incide directamente en la priorización del deporte en la agenda gubernamental, el diseño de los planes de medallas y, en consecuencia, la asignación de recursos al deporte de élite. Sin duda alguna, estas decisiones gubernamentales tienen un impacto directo en los resultados conseguidos en las competiciones internacionales.

Additional Info

  • Autor: Carlos Pulleiro Méndez & Daniel Morales Ruvalcaba
  • Semblanza: - Carlos Pulleiro Méndez (Bilbao, 1987) obtuvo su doctorado en Estudios Internacionales en la Universidad del País Vasco en 2016. Entre 2018 y 2021 fue investigador en la School of International Studies de la Universidad Sun Yat-sen (China). En 2019 y 2020 fue profesor visitante en el Centro de Estudios de Ocio de la Universidad de Deusto (España). En 2022 continuó su carrera académica en España al ser profesor asociado en el Grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de Vitoria-Gasteiz (EUNEIZ). Actualmente es investigador asociado en el International College of Football de la Universidad Tongji (China). Su principal línea de investigación es la diplomacia deportiva, habiendo participado en multitud de congresos internacionales y publicado múltiples artículos científicos en revistas de alto impacto cómo Communication and Sport, Third World Quarterly, International Sports Policy and Politics, Soccer & Society o CIDOB d'Afers Internacionals. - Daniel Morales Ruvalcaba es Doctor en Ciencias Sociales (Universidad de Guadalajara). Ha trabajado como docente en universidades de México, España, Polonia y China y cómo investigador del Centro de Estudios Estratégicos para el Desarrollo (CEED) de la Universidad de Guadalajara. Además, ha realizado estancias de investigación en la Universidad de la República (Uruguay), en el Centre de Recherches Internationales - Sciences Po (Francia) y en la Universidad Maria Curie-Skłodowska (Polonia). Actualmente es profesor asociado de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Sun Yat-sen (China), miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México y miembro del Comité Editorial de varias revistas académicas sobre Relaciones Internacionales. Sus principales líneas de investigación son la política exterior latinoamericana, el poder nacional, la geopolítica, la integración regional y la globalización.
Read 3501 times Last modified on Tuesday, 14 November 2023 10:43
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