La red consular de nuestro país en Estados Unidos, compuesta por 50 oficinas y una sección consular de la embajada de México en Washington, forma parte de una política exterior de Estado fraguada de forma paulatina desde finales del siglo XX para atender a unas 11 millones de personas nacidas en territorio mexicano1 y que se ha convertido en una herramienta fundamental en estos tiempos de pandemia para los connacionales, a pesar de los recortes de personal y de recursos que ha venido sufriendo en los últimos años.
Los consulados tienen como principales funciones brindar servicios de asistencia y de protección (como asuntos civiles, localización de compatriotas, defensoría legal en materia de derechos civiles, humanos, laborales, traslado de reos y de restos humanos en casos de defunción de connacionales en la Unión Americana), otorgar documentación (pasaportes, matrículas consulares, servicios notariales, registro civil, credencial de elector, visas, etcétera), y en las últimas décadas también se han dedicado a otras labores, entre ellas organizar jornadas de salud en favor de los mexicanos, talleres sobre finanzas, eventos culturales, programas educativos y promover relaciones públicas con actores de la sociedad estadounidense en beneficio de México.
Durante la crisis sanitaria que ha azotado al mundo desde inicios de 2020, la red consular mexicana ha sido fundamental para otorgar información a connacionales por medio de sus páginas en Internet, del correo electrónico y de la habilitación de líneas de emergencia, pero también al apoyar en el traslado de los restos de cientos de mexicanos que perdieron la lucha ante el virus SarsCov-2, causante de la enfermedad Covid-19. Basta recordar que enero de 2021 se habían contabilizado alrededor de 3 mil 500 muertes de mexicanos por la pandemia en Estados Unidos, según datos de la propia Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
Durante el primer tercio de 2021, decenas de consulados mexicanos llegaron a acuerdos con autoridades estatales y municipales de Estados Unidos para que se pudieran aplicar vacunas a los mexicanos que radican en el vecino país del norte, sin importar su condición jurídica o su estatus migratorio, lo que beneficiará también a paisanos detenidos en centros de detención migratorios y penitenciarios, a trabajadores considerados esenciales (en sectores como el de la agricultura), personas hospitalizadas, adultos mayores e indígenas.
Las gestiones de los diplomáticos mexicanos han permitido que instalaciones de algunos consulados se hayan convertido en clínicas de vacunación contra Covid-19. Uno de los casos más recientes es el del Consulado General de San Diego, cuyo patio funciona como centro de aplicación del antígeno desde el 24 de marzo pasado, con lo que se sumó a otros espacios similares en los consulados mexicanos de Atlanta, Boise, Denver, Houston, Las Vegas, Los Ángeles, Nueva Orleans, Orlando, Phoenix, Sacramento, Salt Lake City y Saint Paul.
Hasta el 25 de marzo de 2021, de acuerdo con datos de la propia SRE, se habían logrado inmunizar a ocho mil compatriotas en algunas de las sedes consulares mexicanas, mismas que a pesar de la pandemia continúan también con un programa exitoso surgido en 2003, las llamadas Ventanillas de Salud, por medio de las cuales se realizan jornadas sistemáticas de atención para mexicanos vulnerables y sin acceso a servicios médicos en la Unión Americana, con el apoyo de autoridades estatales y municipales, así como de la iniciativa privada y de organizaciones no gubernamentales.
En síntesis, la labor consular es un pilar de la política exterior del Estado mexicano desplegada para atender a su diáspora, cuya valía social y económica se refleja cada día en México debido a los fuertes lazos de los paisanos en Estados Unidos con sus comunidades de origen y al envío de remesas a territorio mexicano, mismas que en 2020 superaron los 40 mil millones de dólares, por arriba de los ingresos de divisas obtenidos por turismo, inversión extranjera directa y ventas de petróleo.
A pesar de lo antes mencionado, la política de austeridad republicana emprendida por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador dificulta las labores de la diplomacia mexicana, en general, y de los consulados, en particular. En 2019 se sufrió un recorte de 300 millones de pesos en el presupuesto de la Cancillería, pese a la promesa del presidente de convertir a los consulados en procuradurías promigrantes. La medida afectó en especial las labores de protección, asistencia y servicios para los mexicanos en el exterior y los gastos en servicios personales en materia consular.
En el Presupuesto de Egresos de 2020, la SRE tuvo una recuperación al recibir $8,723,637,695, por arriba de los $8,532,283,876 que se le asignaron en 2019, sin embargo, de nueva cuenta en el presupuesto de 2021 se redujo lo asignado a la Cancillería, esta vez en un 10 por ciento, para quedar en $8,121,231,865.
La diplomacia es una inversión que retorna en forma de capitales extranjeros, de prestigio internacional y de relaciones internacionales estables, además, es una herramienta esencial para proteger y mantener la vinculación con la diáspora mexicana en el extranjero, por ende, el gobierno federal tendría que garantizar los recursos necesarios para que los consulados cumplan con sus actividades, incluso en un contexto de pandemia.
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Notas
1 Los consulados también atienden a descendientes de mexicanos y a extranjeros. Se estima que la población de origen mexicano en Estados Unidos es de 36 millones de personas, de las cuales 11 millones nacieron en México.